RIAD.- Arabia Saudita ejecutó hoy a 47 personas que habían sido condenadas a muerte por cargos de terrorismo e incitación a la violencia, informaron fuentes oficiales, entre los que se encuentra el famoso clérigo chiita Nimr al Nimr, desatando la indignación de los seguidores de esa rama del islam.
Pese a las críticas por la ejecución en masa, el Gobierno defendió hoy su decisión. Los ejecutados "seguían los pasos del diablo. Con sus actos terroristas se derramó sangre inocente con el objetivo de sacudir la estabilidad en este país", señaló el Ministerio del Interior en un comunicado difundido por la agencia oficial SPA.
En un comunicado anterior, el Ministerio había señalado que 45 nacionales saudíes, un egipcio y un hombre de Chad fueron ejecutados en 12 lugares del reino, después de que sus condenas fueran confirmadas por el Tribunal Supremo y ratificadas por el rey Salman. El clérigo Al Nimr, de 55 años, había sido condenado por desobediencia a la casa real gobernante, incitación a la lucha sectaria y terrorismo en el país por exigir más derechos para la minoría chiita, que conforma en torno al 15 por ciento de la población del país.
Incluso amenazó con la secesión de la zona oriental, rica en petróleo, si la casa real no cambiaba su política, al mismo tiempo que llamaba a protestar pacíficamente. Inspirados por las primaveras árabes, miembros de la minoría chiita organizan desde 2011 manifestaciones en la Provincia Oriental del país para protestar por lo que consideran discriminación por parte del régimen sunita saudí.
Irán, la principal potencia chiita enfrentado a Arabia Saudí en la región, condenó hoy duramente la ejecución. "En lugar de ocuparse de los terroristas (del Estado Islámico), que ponen en peligro a la región y al mundo entero, los saudíes ejecutan a una figura como Al Nimr", dijo hoy el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Yaber Ansari.
Entre enero y noviembre de 2015 fueron ejecutadas al menos 151 personas en el país, frente a las 90 de todo 2014, según datos de Amnistía Internacional. La organización critica que el país utiliza la condena a muerte como instrumento político contra la minoría chiita. (DPA)